Este juego lo cierto es que para mí supuso una auténtica revolución. Un buen pretexto para probar aquel ordenador que os dije que pude conseguir. Ante mí se abrió un mundo completamente desconocido hasta la fecha. Los gráficos tenían tal realismo, que cuando me montaba en mi caballo para partir desde Masyaf hasta cualquier ciudad como Damasco, Acre o Jerusalén, no sólo me quedaba asombrada con su entorno y con la movilidad del animal, sino que alucinaba con ese sonido tan espectacular que provocaba el piafar del caballo y sus cascos en el empedrado y la hierba.Quedé muy contenta, ya que no necesitaba la N.A.S.A para poderlo mover, teniendo en todo momento un placer a la vista delante mía. La textura de la tierra, las piedras, las hojas de los árboles, las alfombras, el agua, no es sino la capacidad de experimentar algo de la forma más real posible. Eso sumado a la perfecta representación de las ciudades de la época con la gran mayoría de sus monumentos más emblemáticos, como bien puede ser "La Cúpula de la Roca" en Jerusalén, "La Ciudadela de Acre" en la ciudad con este mismo nombre o "La Mezquita de los Omeyas" en Damasco, os puedo garantizar que podréis hacer turismo sin salir de vuestra habitación.
Aún así, no fue eso lo único que me cautivó. Debo reconocer, aunque me dé un poco de reparo, que en cuanto a juegos de acción se refiere no es que sea precisamente muy hábil. Tengo la costumbre de mirar hacia el suelo, si tengo que atacar doy mil vueltas antes de hacerlo y si estoy en mitad de una pelea mi imprudencia y mi impaciencia, a partes iguales, me acaban por derivar a una muerte bastante cruenta que consigue dejar mi moral de "action player" a la altura de un chicle pegado en el suelo. Debido a esto, Assassin's Creed para mí fue algo fascinante. Fui capaz de aprender a utilizar el personaje sin tener que estar mirando los controles cincuenta veces para no equivocarme. Quizás llegué a tardar unos dos minutos en pegar y quizás unos diez segundos en trepar. Por lo que si hay todavía alguien que no se ha lanzado a probar el juego porque el control le tire un poco para atrás, que no dude en conseguirlo, y más ahora ya que ha salido una edición con la primera y segunda entrega juntas, sin extras ni nada, pero creo que es una buena ocasión para probar este universo tan realista.
Para los puristas, en cuanto a historia se refiere tenéis que pensar que el argumento del juego se tiene que desarrollar durante tres entregas más (junto con algún que otro interludio de camino), por lo que no esperéis encontrarle mucho sentido al asunto desde un primer momento. Es un videojuego en el que tendréis que ir descubriendo poco a poco la verdad de vuestra existencia, cometido y destino, sin que en ningún momento pueda ser algo predecible. Por esta razón y para efectos del juego, se demonizan algunos personajes históricos, unos con más razón, otros quizás con menos, pero en todo momento podréis ver mil referencias sobre los acontecimientos que van a tener lugar entre estas cuatro ciudades en la época de la Tercera Cruzada (1189 - 1192). Figuras tan importantes como Ricardo Corazón de León, Saladino (Salah al-Din), Reinaldo de Châtillon y por supuesto la presencia de la Orden del Temple, harán de vuestras hazañas un verdadero placer para los sentidos
Nuestro protagonista, Altaïr Ibn-La'Ahad es un miembro de la orden de los asesinos residente en Masyaf (Siria). Estará bajo las órdenes del maestro –también llamado Al Mualim– a la hora de cometer determinados asesinatos selectivos con la justificación de castigar a los malvados y luchar por un bien mayor. Principalmente, la vida del asesino consistía en someterse a una férrea disciplina tanto física como espiritual en la fortaleza de Masyaf, llegando a ser necesaria la amputación del dedo anular para poder utilizar la cuchilla oculta del brazal y que respondía a un inflexible credo cuya máxima sería: "Nada es verdad, todo está permitido". Este primer dogma, junto con el de no hacerle daño a los inocentes, proteger siempre la hermandad y llevar a cabo el trabajo desde el anonimato y las sombras, será a lo que te tendrás que ceñir cuando te introduzcas en la historia. Este señor sirio será un antepasado de Desmond, un chaval algo perdido al que ha secuestrado un grupo extraño de científicos para poder sacar sus recuerdos de esa vida pasada mediante una máquina muy especial llamada Animus. En ella, al más puro estilo Matrix, podremos vivir la vida de Altaïr y también experimentar esa sensación de inseguridad cuando comprobemos que estamos encerrados en aquel piso fabricado con láminas de frío acero. Una verdadera promesa de diversión e intriga durante muchísimas horas de entretenimiento.
Quizás la única pega que podría ponerle al juego es que a lo largo de las misiones a realizar en las distintas ciudades, tendremos una sensación de dejá-vù bastante persistente. Siempre tendremos que salvar a los ciudadanos acosados por la guardia, cumplir el reto de los asesinos que ha enviado nuestro maestro, tal que recoger banderas, matar a ciertos objetivos, encontrarnos con un contacto en X cantidad de tiempo, o bien tendremos que destruir puestos. Aderezado con alguna que otra misión bastante sencilla para interrogar y robar a los sospechosos que parecen colaborar con "los malos", puede llegar a resultar repetitivo. Eso, junto con el sistema de bloqueo de los distintos barrios de la ciudad, el juego te deja bastante claro cuántos actos va a tener la historia y el número de objetivos a erradicar en cada zona. Además, con el parpadeo interactivo que hace el juego cada vez que acabas un diálogo con alguien, puede provocar que agobie un poco al principio, aunque debo de decir que todo es cuestión de acostumbrarse.
Como conclusión, un juego bastante interesante para el que quiera iniciarse con esta saga de la que ya hay cuatro entregas, y de paso para echar el rato (doy fe de que esos viajes a caballo se disfrutan de lo lindo), así que si tenéis tiempo y la oportunidad para probarlo, os lo aconsejo.